La motricidad fina es la coordinación de los huesos, músculos y nervios para producir movimientos precisos, controlados y coordinados de las manos y los dedos. La coordinación de los ojos interviene de manera fundamental, pues son indispensables para la autonomía diaria. Se adquiere poco a poco, pero algunos niños tienen dificultades para desarrollarla y necesitan entrenamiento para poder conseguirlo.

 

Son muchas las habilidades que se consiguen desarrollar a través de la práctica de la motricidad fina, la terapeuta ocupacional Josiane Santha nos habla de diferentes componentes:

  • El enfoque, preparar mano y brazo hacia el objeto que queremos coger.
  • La presión, la forma en que la mano coge un objeto dependiendo de las características propias de este, como peso, tamaño, etc.
  • El transporte, la habilidad de sostener un objeto en la mano durante su desplazamiento.
  • La liberación voluntaria, gesto que consiste en soltar el objeto de los dedos en un momento y lugar preciso.
  • La manipulación en la mano, la capacidad de mover un objeto de un lugar a otro en la mano, como traslación dedo-palma, cambio, rotación…
  • Las habilidades con las dos manos, gestos que requieren acción coordinada.
  • La capacidad de utilizar una herramienta.

Estos son los beneficios de trabajar la motricidad fina:

  • Facilita el desenvolvimiento de tareas cotidianas como vestirse, cepillarse los dientes, cortar, escribir, comer, atarse los cordones…
  • Dominio y precisión de movimientos finos
  • Desarrollo de la independencia
  • Realización de actividades cada vez más complejas
  • Aumento de autoestima